Ignorada por decenios, la obra pictórica de Jorge Carruana Bances representa uno de los momentos «exactos» en que el pop cubano se desembarazó de masas, vietnamitas, guerrilleros, tractoristas y héroes (a la manera de Raúl Martínez y F. R. Mederos) y devino otra cosa, una suerte de intimidad, de espacio irónico y lascivo, socarrón. Este libro muestra por primera vez sus imágenes en conjunto, además de apuntes, obsesiones, fotos y algunas de las notas sobre su obra de admiradores de la talla de Alberto Moravia, José Triana o Carlos Franqui. Ojalá, de aquí en lo adelante, la obra de Carruana comience a ocupar el lugar que le corresponde no sólo dentro del canon cubano –siempre tan enjuto y mal pensado–, sino también en ese otro –internacional o europeo– donde se desarrolló en gran parte y del que sin dudas es, con ligero sarcasmo, contemporánea y deudora. [Carlos A. Aguilera]